Llegas tarde al trabajo por tercera vez esta semana. Cuando tu jefe te pidió explicaciones, respondes: "El tráfico estaba terrible, no fue mi culpa".
Le gritas a tu hijo porque corrió hacia la calle sin mirar. Furioso, te justificas diciendo: "Le grité porque me asustó".
Estas escenas, tan comunes en nuestro día a día, revelan una verdad incómoda sobre …