Hay una decisión que es egoísta y generosa a la vez...y te cambiará más que ninguna otra.
No importa si ya tienes hijos, si planeas tenerlos, o si has decidido no tenerlos…todos hemos sentido esa pregunta flotando en el aire: ¿qué significa realmente ser padre o madre en este mundo? ¿Vale la pena? ¿Qué nos perdemos? ¿Qué ganamos?
Los humanos somos diseñados para ser padres. Nuestros cuerpos, nuestra biología, nuestros instintos…todo está preparado para la crianza. Por milenios, ser padre o madre no era una opción, era la continuación natural de la vida.
Pero no es sorpresa que cada vez menos gente quiera tener hijos.
Las cosas han cambiado. Ya no vivimos en un mundo donde las opciones son limitadas y ser padre es un camino obvio.
Ahora tenemos restaurantes que explorar, países que conocer, hobbies que perfeccionar. Carreras que construir, identidades que crear.
Somos más individualistas, más conscientes de nuestra búsqueda personal de felicidad. Y está bien. El mundo no necesita que todos seamos padres.
Hay gente que no debería tener hijos, gente que hasta será más plena sin ellos, gente que encuentra su propósito en otro lado, gente que impactarán el mundo más sin hijos.
Pero tú sí deberías.
Sé que suena contradictorio…pero si estás leyendo esto, si estás preguntándote ser padre, es probable que seas exactamente el tipo de persona que debería tener hijos.
Porque un hijo te transforma de una manera que ningún viaje, ningún logro profesional, ninguna otra relación puede hacerlo.
Es una decisión que te obliga a convertirte en alguien que no imaginabas que podías ser.
Aquí te explico por qué, desde la perspectiva de la lógica y el corazón.