Imagina esto: acabas de salir de otra relación que no funcionó. Te sientes agotado, decepcionado, tal vez enojado. Empiezas a repasar todo en tu mente, buscando dónde falló. "¿Por qué siempre me pasa esto?", te preguntas.
Y mientras repasas tus relaciones anteriores, empiezas a notar algo inquietante. Aunque las personas son diferentes, los patrones son similares. Las mismas discusiones, los mismos malentendidos, los mismos finales dolorosos.
La revelación incómoda
Aquí hay algo que puede cambiarlo todo: tal vez no sean solo las circunstancias, ni las personas que pasan por tu vida. Tal vez, parte del problema…eres tú.
No digo esto para culparte, sino para ofrecerte una puerta de salida. Si el común denominador en tus problemas eres tú, también significa que tienes el poder de cambiarlo.