El toque de oro de Midas
El rey de Frigia que lo tenía todo pero quería más.
El rey Midas lo tenía todo en su reino de Frigia.
Palacios. Jardines. Sirvientes. Oro suficiente para comprar reinos enteros.
Pero nunca era suficiente.
El invitado borracho
Un día, uno de los ayudantes del dios Dionisio —Sileno— apareció borracho y perdido en los jardines de Midas. Los guardias lo encontraron y lo llevaron ante el rey.
Midas, en lugar de echarlo, lo trató como invitado. Le dio vino, comida, un lugar donde dormir. Pasaron días compartiendo y bebiendo.
Cuando Dionisio descubrió dónde estaba su viejo amigo, fue a buscarlo. Encontró a Sileno bien cuidado, bien alimentado, feliz.
El dios, agradecido, le dijo a Midas: “Pídeme lo que quieras. Te lo concedo.”
El deseo
Midas no dudó ni un segundo.
“Quiero que todo lo que toque se convierta en oro.”
Dionisio lo miró. Sabía que era una pésima idea. Pero un trato era un trato.
“Concedido.”

